lunes, 2 de mayo de 2011

Osama ha muerto: los texanos duermen tranquilos


El reciente asesinato del líder simbólico de Al Qaeda, y la discreción ante los medios con respecto al cadáver y a su difusión en los mismos, muestra una cara más amable y respetuosa encarnada por el presidente Obama -quien ante la posible reelección ha alimentado su popularidad- de parte del gobierno estadounidense a diferencia de la ejecución de Saddam Hussein a manos del mandato de George W. Bush. No haré de abogado del diablo y defenderé lo indefendible. Sin embargo, la etiqueta terrorista ha designado más una insostenible distancia moral, pero sobre todo a las ideas adversas, y no más cruentas que algunas empresas militares estadounidenses, a ciertas dinámicas de los países de economías dominantes en el mundo. De acuerdo a la misma lógica, ¿no debería morir de la misma manera Bush padre e hijo, o siguiendo la corrección política, al menos ser juzgados? Otrora amigos de la familia Bin Laden y del fallecido Osama. Protegidos por el manto lingüístico el de la "bondad" y la legitimación de la guerra en aras de la "democracia" los igualmente responsables de la muerte de inocentes, también de los niños y mujeres que le merecieran la impopularidad a quien se adjudicara los atentados del 11 de septiembre del año 2001, descansan tranquilos con las manos manchadas de petroleo, sangre y dinero en su residencia en Texas. Hoy los estadounidenses, me gustaría poder decir: sólo los republicanos,  celebran incontinentes por la felicidad que otorga la venganza, incapaces de la autocrítica que le correspondería a los actos tomados por su gobierno y la muerte de miles fuera de su territorio.

1 comentario:

  1. tienes toda la boca llena de verdad, bien lo dices, la labor de defender a alguien como osama no nos concierne pero habra ke mirar de cerka la situacion y por supuesto el trasfondo de su muerte, ke no solo representa un acto de represión política, también de sumisión psicológika, bien dicho!

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